
Inteligencia territorial
¿Cómo podemos sobrevivir a un mundo cambiante donde los países desarrollados son los que llevan el volante? Consideremos el siguiente caso: si un campesino mexicano que hoy vive del cultivo del agave en Jalisco o en Oaxaca se queda sin trabajo o sin ingresos suficientes por su trabajo, debido a la llegada de empresas transnacionales, a las fluctuaciones del mercado internacional o a alguna cuestión similar, es muy probable que tenga que migrar en busca de empleo. Es probable también que al llegar a la ciudad –local o extranjera, elegida o fortuita- los empleos disponibles exijan de los candidatos una serie de competencias que le son ajenas. Simplemente, se ha quedado fuera, rezagado, a años luz de los conocimientos y las tecnologías requeridos para habitar esta realidad configurada por el primer mundo. Y entonces terminará, en el mejor de los casos, subsistiendo en la precariedad del subempleo.
En gran medida, y dejando temporalmente a un lado la pobre condición humana, esto se debe al papel protagónico que actualmente tienen el conocimiento y la innovación en la economía y la sociedad. La capacidad que tenga un territorio o región para la innovación, depende de las capacidades que tengan los actores regionales en conjunto –las personas, las organizaciones y las instituciones- para crear, asimilar y utilizar el conocimiento que les permita actuar frente a los cambios del entorno, desarrollando un comportamiento adaptativo, predictivo o incluso propiciatorio del cambio si se juzga como lo más conveniente.
La inteligencia territorial adopta los métodos y las herramientas de la inteligencia competitiva, disciplina que se ha puesto en boga en el mundo empresarial, para adaptarse a las necesidades de desarrollo económico de un territorio. Pero la inteligencia territorial va mucho más allá de los conocimientos científico técnicos que conjugan los actores de un territorio, para enfocarse en las interacciones entre dichos actores, en su trayectoria compartida y en la visión de futuro que construyen juntos, en su contexto común y su cultura propia, etc. No considera al desarrollo territorial como un fenómeno exógeno o independiente, sino derivado directamente del desempeño del propio territorio en la recuperación y la formación de activos de conocimiento, la transferencia y el uso sistemático del conocimiento y la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje regional, todo lo cual se basa en la noción de la inteligencia colectiva, enfocada en el desarrollo sustentable del territorio.
De esta forma, la realidad se construye como realidad social y el poder se ejerce como poder social, asumiendo un consenso dinámico y racional en función del bien creado por la interacción, la delimitación del espacio de interacción y la determinación, coordinación y distribución de los roles que permiten tomar parte en la interacción entre actores que favorecen la fusión, la creación y la transferencia de conocimiento, y no sólo de un conocimiento puramente científico o técnico, sino también de elementos sociales y culturales y de visiones compartidas de mundo.
¿Qué nos falta para comenzar a pensar en el desarrollo de un Sistema de Inteligencia Territorial en cada una de nuestras regiones?
1 Comment
furtdsolinopv
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